A PROPÓSITO DE THE FIGHTER
- Jorge A. Peña Villalba
- 7 mar 2011
- 2 Min. de lectura
Ojos morados y cejas cortadas, el boxeador sobreponiéndose a las injusticias de su ambiente, virtudes que van más allá del cuadrilátero es lo que usualmente se ve en las películas del también llamado "el deporte de las narices chatas"

Esta vez llega "El Ganador", basada en una historia de la vida real, cuenta la vida de una familia que vive alrededor del boxeo y la de Mickey Ward, un joven que se dedica a pavimentar calles en un pueblo de Massachussets y, entrenado por su medio hermano mayor Dickey Eklund quien era promesa de ese deporte, espera pelear por el título mundial en algún momento.
Esta historia es un nuevo retrato de las clases humildes, otra metáfora de la pelea con la vida por medio de uno de los deportes más retratados en el cine que no se ha cansado de plasmar la existencia de hombres, y alguna que otra mujer, perdedores o sin suerte que buscan una oportunidad para salir adelante a los golpes. Acompañadas de grandes actuaciones como la de Kirk Douglas en Champion, Robert Ryan en The Set Up, Stacy Keach y Jeff Bridges en Fat City, Robert DeNiro en Raging Bull entre muchas otras, no se puede dejar a un lado a Christian Bale quien esta vez encarna a una otrora promesa del boxeo y adicto al crack.
La pena por la derrota, las malas influencias, la ayuda de terceros para verse a si mismo, las relaciones marcadas por un entorno familiar envenenado manifiesto por el apego de una madre-manager dominante hacia su hijo preferido que genera peleas y tristezas entre los dos hermanos en su relación entrenador-boxeador son elementos que toca este filme el cual muestra a un humilde peleador que busca ganar un combate para llevarse a vivir consigo a su hija; no obstante, su familia más que una ayuda, es un obstáculo para conseguirlo salvo su padre quien es el blanco de ataques de una jauría de mujeres mantenidas por su mamá.
Las contiendas como espectáculo se hacen inquietantes, pues acompañadas de una narración en off de un comentarista y una estética televisiva de los ochenta y comienzos de los noventa, evocan cierta época en la que la familia se reunía frente a un televisor de perilla alrededor de un evento, en este caso a una pelea de boxeo de un familiar.
Cabe resaltar la disimulada reflexión sobre el poder de una cámara: el documental de HBO sobre la vida del boxeador retirado y vicioso, la sombra de ese héroe del ring que en realidad nunca fue y que vive ahora proyectado en la capacidad y potencia de su hermano a la hora de luchar pues como el mismo Dickey lo dice: "Si no peleas, no nos pagan".
Sin embargo se cae en el exitismo; en el que la unión y el amor, dejando a un lado las diferencias, son la fórmula ideal para alcanzar el confuso placer del triunfo. Lo que en un comienzo retrata los conflictos emocionales de una persona que es manejada al antojo por una familia manipuladora termina por convertirse en el estereotipo de una película de superación deportiva. Gracias a los hermanos Weinstein se metió en la pelea por los premios Oscar quedándose con los galardones de mejor actriz y actor de reparto, este último merecido para Christian Bale.
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