LOS VIKINGOS
- Jorge A. Peña Villalba
- 15 ago 2016
- 2 Min. de lectura

Odín, Freya, Loki, Thor, entre otros, son algunos de los dioses nórdicos que se nombran en la serie de History Channel Vikingos. Escrita y producida por Michael Hirst, el mismo creador de The Tudors y las películas Elisabeth la reina virgen y Elisabeth, la edad de oro; la historia está basada en las aventuras de uno de los héroes más importantes de la cultura escandinava, Ragnar Lothbrok (Travis Fimmel), un vikingo explorador, ambicioso, inteligente, que no se deja amedrentar ante nada ni nadie y que dice ser descendiente directo de Odín.
De esta serie, que va por su cuarta temporada, se destacan cierta fidelidad histórica al igual que su puesta en escena. Por una parte, el retrato de la mujer, sus valores, su inteligencia, sus ganas de pelear junto a los hombres y sus derechos adquiridos, la convierten en un personaje fuerte, alejándose del prototipo de mujer occidental. Tal es el caso de Lagertha (Katheryn Winnick), que más allá de su belleza, es una guerrera, escudera, madre y condesa que acompaña a Ragnar en sus incursiones.
Más allá de las costumbres, los ritos y las creencias que los convertían en salvajes y paganos para los cristianos, a los vikingos se les muestra no solo como comerciantes, saqueadores y asesinos que cruzaron el mar y se dirigieron al oeste en busca de dinero, sino que también se les expone como innovadores en la forma de viajar usando barcos mucho más grandes, así como también utilizando el tablero y la piedra solar para navegar en la niebla, aspectos que los sitúan como una sociedad un poco más avanzada que la occidental.
Igualmente hay que resaltar a Lothbrok como un antihéroe, interesado en explorar nuevos territorios, en tratar de entender la forma de pensar y de actuar de otras culturas. Él no es rey porque quiere, sino porque le toca, es un líder más por ambición que por convicción. Su visión del mundo y de la vida no se queda en asaltar lugares y volverse rico, sino que quiere responder preguntas que a los demás no les interesa. Esto se puede ver en la relación que establece con Athelstan, un monje cristiano que se convierte en una especie de guía espiritual y quien hace tensionantes las relaciones con los otros vikingos como lo son su hermano Rollo y el constructor de barcos Floki.
Por otro lado, la sangre aparece en cada capítulo de la serie. La cámara, a manera documental, se mete en cada una de las batallas, que de por si son bastantes, como un personaje más y muchas veces desde el punto de vista de los protagonistas lo que le aporta mucho más realismo a la narración, soportados por elementos del diseño de producción de la serie lo que la hace mucho más verosímil.
Vikingos, con mezcla de ficción y realidad, es un acercamiento a la cultura escandinava y en el fondo no deja de hablar del ser humano y de cómo se enfrenta a situaciones tales como el poder, la ambición, la traición, el amor, el dinero y la familia.
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