Algunos dicen que se lo llevaron a la fuerza, que se fue por voluntad propia, que reencarnó en un animal. Incluso, otros señalan que volvió al pueblo, pero nadie lo reconoció. Sus familiares y sus amigos no supieron nada más de él.
Hoy sus recuerdos cada vez son más vagos y borrosos. Se dice que cuando su nombre surge en una conversación, la tierra tiembla y extrañas sombras emergen en las paredes de las casas para luego escabullirse sigilosamente como recordando aquel disfraz de Ninja con el que se le vio la última vez.
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