La nueva película de Damien Chazelle cuenta la vida de Mía, una mesera y aspirante a actriz, y Sebastian, un músico que sueña con tener un bar de jazz a la antigua, pero que por circunstancias de la vida, sus objetivos se han aplazado, lo que los ha llevado a refugiarse en otros trabajos para lograr sus metas, algo que poco a poco los va llevando a encuentros fortuitos al punto de convertirse en pareja.
Con un homenaje al musical, a la creación artística y al cine clásico de Hollywood (guiño particular a Nicholas Ray y su maravillosa Rebelde sin causa), La la land habla sobre el estado de las relaciones humanas, el poco tiempo que hay para ellas y el sacrificio que se debe hacer para conseguir un balance entre lo personal y lo laboral.
Sus dos protagonistas luchan por alcanzar sus sueños apoyándose mutuamente y sacrificando hasta su propio amor. Y esto conlleva muchas veces a que no hayan finales felices, que como lo dijo el propio director, no le gustan. Mía y Sebastián se aman, comparten su amor a través del canto, del baile, de sus coreografías, de sus besos y de sus recuerdos. Y como testigos de ello están la ciudad de Los Ángeles y los espectadores.
Chazelle dedicó esta historia a los soñadores. ¿cuántos están dispuestos a seguir sus sueños? ¿cuántos estarían dispuestos a dejar el amor de sus vidas por el trabajo soñado? ¿cuántos están dispuestos a dejarse llevar por este viaje de colores y de música? Lo cierto es que La la land se ha llevado a casa varios premios, pero sigue y seguirá siendo una historia que divide a la gente: la aman o la odian. Les gusta o no, pero no hay medias tintas independientemente de si usted sea un romántico soñador o no.
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