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EL LIDERAZGO DE HIS AIRNESS

  • Foto del escritor: Jorge A. Peña Villalba
    Jorge A. Peña Villalba
  • 10 jun 2020
  • 7 Min. de lectura

Michael Jordan y su rol en la consecución de los seis títulos de los Chicago Bulls en la NBA.


Para algunos es un deporte muy aburrido por la cantidad de reglas. Para otros, es uno de los más completos porque combina no solo la parte física, sino la agilidad mental que hay que tener para saber dónde ubicarse en la cancha, para no cometer tantas faltas ni violaciones y para saber cuanto tiempo queda en el reloj de posesión.


El baloncesto ha tenido numerosas estrellas como los norteamericanos Julius Erving más conocido como Dr. J, Bill Russell, Magic Johnson, Larry Bird, entre otros. Pero también ha habido grandes jugadores europeos como Arvydas Sabonis, Aleksandar Dordevic, Vlade Divac, Dino Radja, así como también latinoamericanos entre los que están Carl Herrera, Oscar Schmitd y Emanuel Ginobili. Sin embargo, cuando se habla de baloncesto, hay un jugador que sobresale por encima del resto: Michael Jordan.


Con la serie documental El último baile ha vuelto a reavivarse su figura, no solamente como jugador y súper estrella de la NBA, sino también como hombre negocios y como persona. Para nadie es un secreto que hay un antes y un después en el baloncesto gracias a his airness y que, debido a su imagen, este deporte logró un salto a nivel internacional y un auge nunca antes visto. Esto sin duda, se acrecentó en los J.J. O.O. de Barcelona 92 gracias al Dream Team y años después se consolidaría con la película Space Jam.


El oriundo de Carolina del Norte ha respirado deporte desde joven por el entorno familiar en el que estaba, lo que lo llevó a ser muy competitivo y gracias a esto consiguió el primer logro de muchos: ser seleccionado para jugar en la escuela secundaria después de haber sido rechazado en el primer intento debido a su estatura. De ahí en adelante, todo lo que se propuso, lo consiguió. Y es precisamente esa competitividad, esa hambre de triunfo, esa forma de ser, la que lo ha llevado a ser considerado el mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos.


Seis campeonatos de la NBA, 2 medallas de oro olímpicas, MVPs de finales de NBA y de temporada regular, entre otros reconocimientos hacen parte de sus vitrinas. Millones de dólares en sus cuentas, imagen de varias marcas, dueño de un equipo de NBA, acciones en varias empresas, dueño de campos de golf, de su propia marca de ropa y zapatos deportivos asociado con Nike: Air Jordan; his airness se consolidó como un ídolo y modelo a seguir tanto dentro como fuera de la cancha, así él no lo quisiera. Además, participó en varios juegos de estrellas, ganó el campeonato de clavadas, es el quinto mayor anotador en la historia de la liga norteamericana con un promedio de 30,1 puntos por partido y obtuvo diez veces el premio al mayor anotador de la temporada regular.


Michael Jordan controló la liga a su antojó a tal punto de que, si hubiera querido, y tal como lo dijo, seguramente hubiera podido conseguir, o al menos, luchar por un séptimo campeonato. Pero también, como cualquier ser humano, sufrió varios golpes como lo fue la fractura en el pie cuando tenía 23 años que lo hizo perderse 64 partidos de la temporada regular, las peleas y frustraciones que vivió por culpa de los Bad Boys y las Jordan Rules de los Pistons de Detroit, y sin lugar a dudas, el golpe más grande que enfrentó que fue la muerte de su padre, lo que conllevó posteriormente a su primer retiro y a jugar béisbol; todos sucesos que terminaron de formarlo como persona, que lo humanizaron y le recordaron tanto a él como al mundo que también podía perder y caerse.



Sin embargo, si hay algo que sumarle a esto y que hizo mella en su ego, fue entender que el baloncesto es un deporte colectivo y que, para ganar campeonatos, había que trabajar en equipo por lo que los trofeos individuales debían pasar a un segundo plano con el fin de lograr el objetivo mayor. Para his airness no ser el centro de atención, no cerrar partidos, compartir el balón y confiar en sus compañeros era algo que no estaba en el libreto. No obstante, eso cambió y tuvo que aprender a jugar en equipo y a confiar en sus compañeros. Para ello, la conducción de Phil Jackson y de Tex Winter fue clave, puesto que lograron una evolución en el juego de los Chicago Bulls gracias a la introducción del triángulo ofensivo, jugada que obligó a Michael Jordan a soltar más la bola y a no ser el único jugador que finalizará partidos ni que anotara, algo a lo que no estaba acostumbrado.


Todo esto generó que his airness ejerciera un liderazgo mucho mayor en sus compañeros de equipo pues, según él, debían estar a la altura de las circunstancias cuando el juego lo ameritara, por lo que los exigía al máximo. Pero ese liderazgo no era del todo positivo, sino más bien era un matoneo disfrazado debido a que cada vez que podía, les recordaba que él era el mejor de todos y que si salían con cualquier bobada en la cancha, o si no estaban listos para recibir una asistencia suya, era mejor que no jugaran en su equipo. Insultos, malos comentarios y hasta puños eran parte del entrenamiento y de la interna de los Chicago Bulls.


Cuando en la serie documental les preguntan a varios de sus compañeros si Michael Jordan es una buena persona o un buen amigo, las respuestas se demoraron e incluso algunos de los entrevistados lo dudaron. Mientras unos no le dieron importancia al tema, otros afirmaron que no fue el mejor compañero que tuvieron, que los maltrató psicológicamente y que se sintieron matoneados, pero que su personalidad ganadora y competitiva lo justificaba. Lo que para unos fue duro, otros le reconocen que gracias a esa exigencia a los que los sometía, mejoraron su juego y también lograron hacer parte de la historia de la NBA al conseguir los tan anhelados anillos, algo que grandes estrellas como Charles Barkley, Karl Malone o Allan Iverson nunca consiguieron.


¿Estaría permitido hoy en día ese bullying para ganar? ¿Ese tipo de liderazgo es bueno o malo si en juego está un campeonato? ¿Saldría alguna compañera de Megan Rapinoe, de Alex Morgan o de Marta a decir que la están maltratando psicológicamente para que mejore su rendimiento y su juego? ¿Algún compañero de Cristiano Ronaldo, de Lionel Messi, de Lebron James o de Tom Brady se quejaría en voz alta de las exigencias que alguna de estas súper estrellas le estaría haciendo en pos de conseguir un campeonato?

Recuperado de: galería multimedia de wix.


Teniendo en cuenta que el deporte es un juego donde se gana o se pierde y que en un deporte colectivo se necesita de todos para conseguir un objetivo por el cual se trabaja durante un mes, un año o incluso más, es indispensable tener un liderazgo mucho más positivo que negativo. Si en el equipo se cuenta con una gran estrella o con un gran jugador que ejerce un liderazgo, seguramente ayudará con la consecución de dicho objetivo y la meta estará más cerca de alcanzarse. Pero si ese liderazgo, los demás integrantes del equipo, lo ven como algo negativo o se sienten que están siendo maltratados, ¿se quejarían en voz alta o no?


Algunos entendidos dicen que Messi es el que maneja el vestuario del Barcelona y que él es quien da el visto bueno para la llegada de un jugador, o que por lo menos, los recomienda. ¿Habrá algún compañero de Messi que saldrá hablar mal de él? Tal vez en veinte años, pero seguramente no se sentirá bien con ello tal y como se sintió his airness al conocer que muchos de sus compañeros no lo consideran un buen amigo o un buen compañero de equipo, más allá de que había un justificante y era el hecho de que la exigencia y el matoneo, eran en pro de conseguir los campeonatos.


Pues a muchos de sus compañeros, e incluso a sus rivales, no les hizo ninguna gracia a tal punto de que la relación que tiene Michael Jordan con todos ellos es casi inexistente. Sin embargo, fue él quien los llevó a ganar seis campeonatos de la NBA en una serie tres consecutivos, algo que nadie ha conseguido hasta hoy. Es más, uno de los compañeros, y con quien tuvo una pelea recién comenzó la temporada 96-96 fue, Steve Kerr, con quien luego la relación mejoró. Hoy en día Kerr tiene más anillos que his airness gracias a los que ha conseguido como entrenador de los Golden State Warriors.


¿Se expone el bullying y no se gana un campeonato, o mejor no se dice nada y se ganan varios títulos? En un deporte colectivo una gran estrella no es suficiente para ganar, o si no que lo diga Lionel Messi quien no ha podido ganar una copa mundial de fútbol con Argentina. ¿Sería Phil Jackson el entrenador que fue sin Michael Jordan? ¿Alguien conocería a Scottie Pippen, a Horace Grant, a Tony Kukoc? ¿Los fanáticos del baloncesto se hubieran vuelto hinchas de los Chigago Bulls? Todas son preguntas que no tienen respuesta porque si his airness no hubiera sido de la forma que fue tanto dentro como fuera de una cancha de baloncesto, tal vez no hubiera conseguido todo lo que logró.


Gracias a su mentalidad ganadora, a su competitividad y al deseo de no querer perder nunca, dominó la NBA a su antojo y se dio el lujo de tomarse un descanso de año medio para motivarse nuevamente y volverlo a ganar todo otra vez. Sin lugar a dudas en nombre de Michael Jordan es sinónimo de éxito y de baloncesto, y aunque su forma de relacionarse y su liderazgo puede ser cuestionado, y mucho más hoy en día, hizo historia y seguirá haciéndola porque su personalidad así se lo exige más allá que a algunos no les guste.





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